miércoles, 29 de junio de 2011

"Física o Química": Jóvenes de talla única (1)

Por Claudio Sánchez (Aceprensa).

Durante los últimos 3 años ha sido la serie sobre adolescentes más vista de nuestro país. Las cuatro primeras temporadas obtuvieron una audiencia media del 17% (aproximadamente 3 millones de espectadores), pero a partir de la 5ª el interés de los televidentes fue disminuyendo hasta llegar a una audiencia del 7% en la séptima temporada.

Aún así, la serie ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos colgando en abierto todos los capítulos de la serie en la web oficial de la cadena, junto con algunos contenidos extras. De esta manera, el dato de audiencia televisiva lo que refleja, sobre todo, es que el público juvenil opta claramente por ver las series en Internet, sin cortes publicitarios, sin depender del horario de emisión televisiva. Internet ofrece, además, la posibilidad de comentar en foros, acceder a los Twitter de los protagonistas de las serie, compartir información por medio de las redes sociales, etc…

En el fondo, esta estrategia de marketing es la que ha marcado las señas de la identidad de Física o Química. No es la primera serie española de instituto (Compañeros, Al salir de clase) pero sí la que ha llegado más lejos en mostrar de manera muy cruda la conducta de unos adolescentes que hacen lo que quieren. El creador Carlos Montero se inició como guionista en 1997 con 11 temporadas de Al salir de clase (1997-2002); después crea El comisario (1999-2009) para Tele 5, con 12 temporadas; Maneras de sobrevivir (2005) para Tele 5 y Génesis. En la mente del asesino (2006-2007) para Cuatro tuvieron una sola temporada.

La jungla del colegio

En Física o Química unos chicos de colegio son los reyes de la jungla. La verdad, es que el colegio Zurbarán –es curioso, pero no es un instituto y, por tanto, no es un centro público– es una jungla, una jungla especial porque los animales que la pueblan, jóvenes y menos jóvenes, siempre están en celo, gruñen con cara perpetua de asco, salvo cuando el guión les concede momentos emotivos con música lánguida, porque ha muerto alguien o porque toca dar un respiro a tanta verborrea desmadrada de niñatos que no respetan a nada ni a nadie, ni siquiera a ellos mismos.

En el fondo son alienígenas que parecen olvidar de un capítulo a otro las faenas de sus compañeros (mentiras, cuernos, palizas…). Por si fuera poco los padres apenas tienen la autoridad que los adolescentes les permiten, siempre y cuando sean “comprensivos” con su modo de actuar. Y ese modo de funcionar tiene todos los elementos más escandalosos de lo que los productores de la serie retratan como la juventud actual, así, en bloque.

Desde el primer capítulo, la serie muestra –sin apenas contrapuntos–, una temática dominada por el sexo compulsivo (heterosexual, homosexual, entre alumnos menores de edad y profesores, entre profesores y alumnos), el lenguaje carcelario lleno de procacidades, adicción al alcohol, drogas (fomentadas incluso por el ejemplo de algunos educadores), bulling, suicidio de uno de los protagonistas, muertes violentas, etc.

Ante las protestas de asociaciones de padres de alumnos que se quejaron de los nocivos contenidos de una serie destinada a adolescentes y del ridículo retrato de padres y educadores, la respuesta de la cadena propietaria de la serie, Antena 3, fue una campaña de promoción de la segunda temporada, en la que reivindicaba su producto con un punto de chulería, de culto a la trasgresión.

(Continuará pasado mañana)

lunes, 27 de junio de 2011

Spot de la semana: "Por la belleza real"

Las posibilidades técnicas que el diseño gráfico ofrece actualmente a la publicidad hacen que muchas veces no seamos capaces de distinguir la realidad de la ficción. Ante un rostro hermoso y atractivo, o ante un tipo elegante y proporcionado, nos preguntamos: "¿pero esta mujer es de verdad, o está retocada con Photoshop?".

Hemos visto ya tantas fotografías retocadas, que inevitablemente surge en nosotros el escepticismo; y, con él, la presunción de que la belleza que vemos a diario en tantas imágenes seguramente no es real, sino que ha debido sufrir alguna importante alteración en los ordenadores del publicitario de turno.

Esto no es asunto baladí. Que hayamos perdido la capacidad de admirar la belleza de las cosas naturales dice muy poco de nuestra capacidad de gustar la belleza. Es como si, ante una flor bonita, alguien dijera: "Mira qué hermosa, parece de trapo...". Si eso ocurriera, significaría que nuestra sociedad se ha vuelto semejante a la que escenifica la película Blade Runner, donde los replicantes se anuncian como "más humanos que los humanos: con más fuerza e inteligencia". O sea, una pérdida total de humanidad.

Pero éste no es el peor de los males. A la pérdida de sensibilidad por las cosas naturales se une la terrible decepción que esta publicidad "retocada" (algunos la llaman "engañosa") está produciendo en tantas adolescentes. Ellas quisieran ser como las modelos que aparecen en las vallas publicitarias, y no saben que esa delgadez es falsa, como también la ausencia de arrugas o la perfección de sus rasgos. Bien sabido es que la publicidad encabeza -en primer o segundo lugar-la lista de factores que contribuyen a la proliferación de la anorexia.

Para contrarrestar esa tendencia, Dove lanzó hace años su "Campaña por la Belleza Real". Y ha hecho una fantástica labor para redefinir y ampliar el concepto que hoy tenemos de belleza y para crear un interesante debate social.

La campaña propone también replantearnos el papel que la belleza juega en los medios de comunicación -y muy especialmente la publicidad- que nos bombardean con estereotipos inalcanzables, muy alejados de las mujeres de carne y hueso. Lo que Dove quiere es que las mujeres puedan descubrir su propia belleza y pueden sentirse a gusto consigo mismas. En este sentido es muy gratificante -y también, completamente inédito- que una firma de cosmética apueste por las mujeres reales como protagonistas absolutas de una campaña. Es una apuesta por una belleza mucho más relajada y libre; una belleza que no sea sólo física, sino que incluye también aspectos como la actitud, la personalidad o el sentido del humor.

Por mi parte, un brindis por esta nueva publicidad de rostro humano y auténticamente natural. He aquí unos de sus spots más conocidos.


jueves, 23 de junio de 2011

Ser y parecer por el vestido (Moda versus Movimiento SlutWalk)

Por Cristina Abad (Aceprensa)

En esas ocasiones en que la calma social se ve sacudida por el drama de las agresiones sexuales, suele haber alguna persona –varón casi siempre– que cuestiona si no será la mujer la que provoca con su forma de vestir el abuso de fuerza del hombre. Y con frecuencia se oye la respuesta de voces feministas que consideran machista tal ocurrencia.

Desde hace meses, algunas de esas protestas se han unido en el movimiento SlutWalk, surgido a raíz de la recomendación de un policía de Toronto, durante una conferencia en la Universidad de Leyes de York celebrada a principios de año, de “evitar vestirse como una fulana” para alejar el peligro de un asalto sexual. El movimiento, cuyo nombre significa literalmente “la marcha de las fulanas”, se ha extendido por Canadá, París, Londres, México y otras capitales, con la ayuda de las redes sociales. Y su argumento es: "no es no" y un vestido no significa "". "Que no me digan cómo debo vestirme, que le digan al agresor que no viole".

Es posible que el comentario del agente Michael Sanguinetti esté fuera de lugar. La misión de la policía es mantener el orden público, la seguridad de los ciudadanos, y garantizar el cumplimento de la ley. Y no se puede afirmar con propiedad que una falda corta o un escote alteren el orden público. Hace años que el delito de escándalo dejó de estar vigente en las sociedades occidentales. Ver cómo el peso de la ley cae sobre mujeres de algunos países de Oriente Medio, no por llevar ropa corta, sino por el mero hecho de prescindir del velo o del burka, se nos antoja intolerable e injusto.

El vestido dice algo

Sin embargo, hay algo en todo esto que roza el sentido común. Vestimos, no sólo para protegernos del frío, vestimos para expresarnos, para sentirnos reconocidos, para sabernos parte del grupo. Por la ropa y la actitud identificamos a un hippie, a un trendy, a un gótico, a un rastafari. Ningún yuppie de Manhattan acudiría a un consejo de administración con una cresta en la cabeza y pulseras de pinchos en las muñecas. Como tampoco acudiría en traje de baño. La apariencia suele coincidir con la realidad y cada modo de vestir tiene su lugar y su momento.

En otro orden de cosas, estos días ha entrado en vigor una ordenanza municipal en Barcelona que prohíbe que las personas vayan totalmente desnudas, casi desnudas o en traje de baño u otra prenda de ropa similar por la calle o los espacios públicos no autorizados, bajo pena de multa. Y en el Estado de Texas otra ley impide la subida al transporte público de personas que lleven pantalones bajos que dejen ver las nalgas o la ropa interior. “Súbetelos o búscate una alternativa”, se puede leer en los carteles colgados en las paradas del autobús.

Hasta hace poco, también reconocíamos por su forma de vestir a una mujer cuyo propósito era provocar el apetito sexual de un hombre, ofrecerle sus servicios y cobrar por ello. La elección de las prendas estaba dirigida a despertar la pulsión instintiva del hombre. Hoy, determinadas propuestas de la moda hacen difícil distinguir a una prostituta de una chica que no lo es: minifalda ceñida, escote pronunciado, plataformas, pose insinuante…

Difícil distinguir

Ciertamente el acoso, el maltrato, la violación, son delitos abominables, y el hombre no es un animal que se guíe por la ley de estímulo-respuesta, tiene raciocinio, voluntad y conciencia. Sin embargo, es lógico pensar que vistiendo de forma similar a una prostituta una mujer se pone en peligro de atraer a hombres que demandan esa actividad, o a depredadores habituales, o, al menos, permite al varón concluir que el objetivo que la mujer pretende con ese reclamo es el favor sexual, cuando quizá no lo es. La situación cobra tintes más dramáticos cuando se trata de una menor.

Por otra parte, la promiscuidad en determinados ambientes, no sólo por parte del hombre sino también de la mujer, y la cacareada libertad sexual, no hace extraño ni inusual que se busquen relaciones ocasionales, lo que dificulta distinguir a una chica digamos normal, de una prostituta, más allá de la frecuencia con que cambian de pareja y el cobro del servicio.

Junto a esto, resulta curioso que algunos grupos feministas alcen airados la voz ante la injusta identificación de un tipo de féminas con otro por la forma de vestir, o ante la presentación de la mujer como objeto sexual en la publicidad, mientras piden el reconocimiento público de la prostitución como un trabajo digno con derecho a la seguridad social, y el título de trabajadora del sexo para quien lo ejerce. No debería parecer tan insultante.

En el fondo, lo que subyace bajo reacciones como la de movimiento SlutWalk no es la indignación por la asimilación con estas mujeres. Es sencillamente la negación a que se reconozca la existencia de alguna diferencia entre hombre y mujer, por ejemplo, que en la mujer predomina la emotividad y en el hombre la pulsión que le llevaría al equívoco en el mejor de los casos.

Por mucho que se niegue, por mucho que digan “un vestido no significa sí y yo decido sobre mi cuerpo” hay una cosa cierta. Desde que se ejerce la “profesión más antigua de la tierra”, las prostitutas han basado su poder de atracción en el vestir, y con frecuencia han sufrido, por desgracia, la fuerza bruta de muchos de los hombres a los que atraían, al margen de ser muy dueñas de su cuerpo.

Por muchos motivos, en el ejercicio de las relaciones sociales, a las mujeres no nos conviene utilizar sus mismas armas, si no queremos obtener parecidos resultados.

lunes, 20 de junio de 2011

Spot de la semana: "Quisiera tener más tiempo para decir: 'Te quiero'"

A veces nos cuesta decir a nuestros hijos que les queremos. Tenemos miedo a mostrarnos frágiles, quizás demasiado emotivos, y en deuda con lo que nos han aportado. Nos cuesta reconocer que les apreciamos, que nos han ayudado, que les echamos de menos...

Sobre todo: que les queremos. Cuesta decirlo a los propios padres, a la mujer o al marido... pero sobre todo a los hijos. Hace falta un poco de humildad para reconocer que nuestra mirada agria, esa que adoptamos para hacer valer nuestra autoridad, es sólo una careta: no es lo que verdaderamente sentimos, es sólo fruto de un orgullo que no siempre somos capaces de rectificar.

Es importante comprender esto. Que no les comprendamos no quiere decir que no les queramos. Quiere decir que son diferentes, quizás de otra generación... pero siguen siendo de nuestra familia, de nosotros, de nuestra vida. Siguen siendo nuestros hijos. Afortunadamente, historias como éstas no son muy frecuentes, pero nos hacen pensar.

Ojalá que nunca lleguemos tarde para decírselo... Ellos lo están esperando.

viernes, 17 de junio de 2011

La libertad en el cine (2)

Reproduzco la segunda parte del artículo "¡Grita libertad!", de Jaume Figa, publicado en Cinemanet. La primera parte puedes verla aquí.

De dioses y hombres (2010): bellísima película y grata sorpresa en las taquillas que narra la historia real del martirio de unos monjes católicos que no estaban dispuestos a abandonar el barrio islámico -al que fueron por vocación de ayudar a los más necesitados- peligrando sus vidas. Espero hablar pronto de ella. Hay un momento, en que uno de los monjes dice: “ya no tengo miedo a la muerto, por eso soy libre”. Es la esencia de la libertad real (la interior).

Los increíbles (2004): también los de Pixar nos dan películas con gran calado humano. En este caso, algo que también se ve en Toy Story: la necesidad de “poseerse” (descubrir cómo realmente se es y aceptarlo y actuar según ello). Es algo que ocurre a toda la familia Increíble, pero en el arco de transformación de Violeta, la hija que se hace invisible, está especialmente presente, quizá por ser más propio de su edad adolescente: cerrada y reservada, al principo no se muestra tal como es; después, abierta y sociable (incluso se manifiesta en el modo de llevar el pelo), cuando ya decide mostrarse tal como es: realmente una chica increíble gracias a us súper-poderes. Por eso, al final no tiene vergüenza de empezar una conversación con el chico que realmente le gusta…

Cometas en el cielo (2007): aquí comento una escena. Amistad y libertad: la amistad nos ata (nos quita la libertad), pero a la vez nos hace más libres.

Amazing grace (2006): la historia del parlamentario inglés que consiguió abolir el comercio de esclavos. Toda la película habla de este tema, pero quizá es una buena escena aquella en la que el protagonista está en uno de los barcos de comercio de esclavos y “huele” lo que ahí se ve. Es más una libertad externa, en este caso, la letra de la canción es sugerente: “fui ciego, pero ahora puedo ver”.

Invictus (2009): “¿Cómo ha podido, una persona, estar 30 años preso injustamente y, al salir, perdonar a sus opresores?”. Es lo que ocurrió. Cuando todo el equipo de futbol americano va a ver la prisión donde estuvo encerrado Mandela, suena la voz en off del protagonista leyendo el poema “Invictus”: “soy el maestro de mi destino; soy el capitán de mi alma”… Otra vez: libertad interior, sin libertad exterior.

Finalmente, también es muy interesenate la segunda película de Gustavo Ron Vivir para siempre (2010). ¿Se puede ser libre aceptando el dolor? La vida es mucho más que el momento presente. Vivir para siempre es posible, si se quiere dejar huella en los demás.

Por ahora, esto es lo que se me ocurre. Por supuesto, me encantará recibir vuestras ideas, para hablar al respecto de otras películas.

miércoles, 15 de junio de 2011

La libertad en el cine (1)

Reproduzco el artículo de Jaume Figa "¡Grita libertad!", publicado en Cinemanet. Jaume es un buen amigo mío, además de un asiduo seguidor de este blog. En varias ocasiones me ha sugerido anuncios para la sección "Spot de la semana".

Hace poco, un amigo mío me preguntaba si sabía decirle algunas películas en las que se hablara de la libertad, con la descripción de alguna escena…; no tanto la libertad física -en grandes filmes carcelarios como Cadena Perpetua (1994)-, sino más bien libertad interior. Libertad subjetiva, por decirlo de algún modo. Sobre la marcha, le escribí un mail con algunos títulos y explicaciones al respecto. Pensé que podía ser una buena entrada para el blog. Por eso, sin pretender ser exhaustivos, aquí os lo dejo.

Terminator 2 (1991): es una de las películas que no dejan de sorprenderme. Quizá la película más profunda de James Cameron. Entorno a la capacidad que tiene el hombre de elegir su futuro y no dejarse llevar por un falso destino ciego.

La vida es bella (1997): espectacular película de Roberto Benigni, que saltó a la fama internacional y los americanos intentaron imitar con la floja Ilusiones de un mentiroso (1999). Con ella, Benigni se llevó tres Oscar, entre ellos el de mejor película de habla no inglesa. Esta película está lleno de momentos en los que se manifiesta este poder ser libre, a pesar de los condicionamientos externos. Como cuando el padre hace vivir a su hijo una vida mejor (como un concurso), para que pueda seguir viviendo como si no pasara nada (libremente). Muy bueno, en este sentido, la secuencia en la que consigue poner música clásica a través de la megafonía del campo de conentración y, por primera vez, todo se sienten más libres: el alma de cada persona es libre porque puede apreciar la belleza, incluso dentro de un lugar nada bello.

Minority report (2002): ¿Es posible predecir los delitos que vaya a cometer la gente y, por lo tanto, arrestarlos antes de que lo hagan? Es lo que plantea esta película de Spielberg (no una de sus mejores). Hay un momento en que uno de los personajes dice que ha estudiado teología y habla precisamente de esta moralidad o no de arrestar a alguien que no ha hecho nada. De modo parecido a lo que plantea Terminator 2, ¿tiene, el hombre, un destino fijo del que no se puede liberar?

Once (2006): gran película irlandesa y aún mejor música; sobre la historia de amistad y amor de una pareja que se conocen a través de la música. El amor puede venir muchas veces, pero hay que decidir que se debe o no hacer. Una vez -”once”, en inglés- es la que se elige, y hay que ser coherente con lo que se decidió. Interesante la escena en que el le pide quedarse con ella y pasar la noche juntos, pero ella se enfada y casi le echa a patadas: es como si la hubiese insultado. La libertad es mucho más que dejarse llevar por lo que más me viene en gana. La libertad implica compromiso.

Slumdog millionaire (2008): quizá un poco más cogido con pinzas, pero también está presente el tema de la libertad, el compromiso y el amor…: de lo que somos capaces de hacer y de privarnos con tal de ganar el amor de nuestra vida. En este caso, capaz de correr y arriesgar la vida y de presentarse a un concurso del que se está seguro que no ganará, con tal de que simplemente lo mire su chica.

(Continúa el viernes 17)

domingo, 12 de junio de 2011

Spot de la semana: "1440: Piensa bien qué vas a hacer con tu vida"

En Febrero de 2007 comenzó a emitirse “1440”, una campaña de Mercedes Benz para promocionar su modelo Clase C Sport Coupé. El anuncio fue desarrollado por los creativos de la agencia española El Laboratorio Springer & Jacoby: Carlos Holemans, Mar Frutos y Manuel Montes.

Aunque el look es muy internacional, el spot ha sido rodado en España. La casa está en Sabadell, los ambientes en Barcelona y los exteriores corresponden al Puerto de La Molina. Los actores son ingleses, la música es de José Battaglio y el locutor es el mítico Claudio Rodríguez. Como anécdota, cabe destacar que el realizador se empeñó en rodar los planos del coche con nieve real, si bien los planos de la casa se hicieron con los mismos efectos especiales que se utilizaron en Las Crónicas de Narnia.

El planteamiento es muy llamativo, ya que utiliza el concepto “dinero gratis cada día”. ¿A quién no le gustaría disponer cada día de un montón de dinero para hacer con él lo que quiera? Lo puede gastar, regalar, disfrutar con él o... quemarlo. La única condición es que lo que no se use, cada noche desaparecerá... Antes de seguir adelante, prefiero que veas ahora el anuncio.



Sí, en efecto, la vida funciona del mismo modo que nuestros sueños. Cada mañana, todo lo que hemos soñado durante la noche, desaparece. Pero en esta historia se dan dos elementos diferentes: el primero es que lo que aquí se nos regala no es dinero, sino tiempo; y el segundo es que no desaparece cuando despertamos, porque el tiempo es real: un regalo diario que podemos malgastar, disfrutar o perder, pero también hacer rendir en favor de los demás. El regalo diario que cada mañana aparece en nuestra puerta son 1440 minutos: un tesoro que no siempre sabemos valorar.

"Así es como funciona la vida". Sí, los creativos han sabido expresar muy bien esa idea. Por eso, tras contemplar este spot surge en cada uno de nosotros el deseo de vivir con intensidad cada uno de los minutos del día, de exprimir cada instante de los muchos que recibimos cada jornada. Esa es la ecuación que nos hace ver el anuncio: tiempo = vida. Con el tiempo que se nos regala -con las decisiones que tomamos- construimos nuestra vida. Podemos malgastarla, disfrutarla o quemarla. Pero también podemos hacerla rendir en servicio a los demás.

Quizás un ejecutivo brille mucho, diseñe muchas cosas... pero todo eso ¿sirve a los demás, los hace mejores? Ésa es la pregunta, porque cuando se muera, no le acompañarán sus logros al Paraíso.

Quizás una madre brille poco, y gaste su vida entera cuidando a su familia... porque no tiene tiempo para más, o porque quiera, voluntariamente, dedicarse a sus hijos: quizás por la grave enfermedad de uno de ellos, quizás porque quiere entregarse por entero a ellos... Esa tarea, aparentemente escondida, ¿no será acaso mucho más importante, porque trabaja con almas que tienen un destino eterno, que la acompañarán después al Cielo?

Es sólo una comparación apresurada, de la que no deben extraerse conclusiones rápidas. Pero sirve para reflexionar... Cada mañana se nos regalan 1440 minutos. "Piensa bien que vas a hacer con ellos".

miércoles, 8 de junio de 2011

Las 50 mejores películas sobre la figura del padre

Hace unos meses publiqué en este blog un artículo sobre "Las 50 mejores películas de madres coraje". Ahora le toca el turno a la figura del padre, ese gran desconocido: porque no pocas veces los hombres perdemos literalmente los papeles -nuestro más importante papel en la vida- por buscar la realización personal fuera del hogar: en el trabajo o en la esfera social.

Las películas nos han recordado muchas veces que, con esa actitud, cometemos un gran error. Por eso sus historias han plasmado en imágenes, con sorprendente reiteración, el vacío que la ausencia del padre deja en la vida de los hijos, y la alegría tan inmensa -en ellos y en el propio interesado- cuando el padre recapacita, vuelve a la familia y rehace allí su vida.

Ya lo decía River Phoenix en La costa de los mosquitos: "Una vez creí en mi padre, y el mundo me parecía pequeño; luego él se fue... y el mundo me pareció inmenso".

Inspirándome en un listado que publicó hace meses Decine21, ofrezco aquí mi propio listado personal de "Las 50 mejores películas sobre la figura del padre". La publico con una ordenación provisional que quisiera mejorar con vuestra ayuda. ¿Podéis decirme cuáles son vuestras preferidas y qué otros filmes echáis en falta?

Os agradeceré muy especialmente vuestra participación en este post.

1. Matar a un ruiseñor
2. Las uvas de la ira
3. El padre de la novia
4. La gran familia
5. Ladrón de bicicletas

6. El caso Winslow
7. Evelyn
8. Adivina quién viene esta noche
9. Kramer contra Kramer
10. La vida es bella

11. Los mejores años de nuestra vida
12. Champ
13. Al este del Edén
14. Buscando a Nemo
15. El río

16. Gran Torino
17. El patriota
18. En busca de la felicidad
19. Qué verde era mi valle
20. Yo soy Sam

21. El ocaso del samurái
22. Los increíbles
23. La habitación del hijo
24. Una historia del Bronx
25. ¿Qué hora es?

26. Pinocho
27. Un lugar en el mundo
28. Hotel Rwanda
29. Sonrisas y lágrimas
30. En el estanque dorado

31. Mil años de oración
32. Orgullo y prejuicio
33. El hombre que sabía demasiado (1956)
34. Campeón
35. Recursos humanos

36. En el nombre del padre
37. The Road (La carretera)
38. Cuentos de Tokio
39. Millones
40. Big Fish

41. El padre de la novia (1991)
42. Mi padre (1989)
43. Raíces profundas
44. Todo o nada
45. Sin retorno

46. El cumpleaños de Laila
47. Cita en St. Louis
48. Cometas en el cielo
49. Frequency
50. Harry e hijo

lunes, 6 de junio de 2011

Spot de la semana: "Dime si no vale la pena"

Todas las profesiones pueden vivirse como un servicio a los demás. Por encima del dinero que pueden ganar con él o del prestigio social que pudiera reportarles, muchas personas descubren cada día que su trabajo es, esencialmente, una ocasión de servir a quienes nos rodean. El médico al enfermo, el profesor al alumno, el funcionario a todo el público.

Sin embargo, algunas profesiones tienen una especial vocación de servicio: como la de enfermera o la de madre de familia. Este tipo de profesiones requieren no solo pericia técnica y experiencia, sino un compromiso y una dedicación que implican a la entera persona: solicitan cariño, atención, ternura, generosidad.

De este segundo grupo, hoy quiero rendir un sentido homenaje a esas actividades de voluntariado que, muchas veces, pasan inadvertidas para casi todo el mundo. Actividades muy valiosas, vinculadas al carácter necesariamente solidario de la naturaleza humana. Quienes son destinatarios de esas atenciones, suelen sentirse en deuda, y "pagan" con afecto y gratitud una dedicación que no puede pagarse de ninguna otra forma. Desde luego, no con dinero.

Un brindis por todas ellas, con el deseo de que su ejemplo de servicio ilumine toda la sociedad y toda la realidad de nuestro trabajo diario.

jueves, 2 de junio de 2011

La "construcción de la realidad" en los medios de comunicación

Los medios de comunicación son un instrumento para conocer el mundo, la sociedad y sus valores. Pero ¿qué imagen transmiten? Desde luego, una nada inocente; pues, como es patente, los medios no se limitan a reflejar la realidad, sino que, en buena medida, contribuyen a crearla. De este modo, lo factual, lo verídico, no siempre coinciden con la realidad mediática. Esta debería ser reflejo de aquélla, pero, de hecho, cualquier canal de televisión o cualquier portal de Internet toman de la realidad sólo aquellas partículas que le interesan, refundiéndolas, simplificándolas, distorsionándolas, para ofrecerlas a la audiencia según los cánones ideológicos, sociales y culturales a que se adscribe. En la práctica, hay casi tantos modelos de realidad como medios de comunicación.
En su artículo "Living with television: the dynamics of the cultivation process" (1986), George Gerbner investigó los géneros de ficción televisiva, y descubrió su fundamental contribución a la construcción de representaciones mentales de la realidad social. Cuantas más horas pasa un individuo frente a la pantalla del televisor, mayor es la coincidencia entre su propia concepción del entorno y la representación que del mismo hace la televisión. En casi todos los imperios y eras históricas una comunidad dominante de intelectuales explicó ideológicamente a las masas incultas los objetivos existenciales y el futuro a donde debían encaminarse, imponiéndoles un programa que éstas eran incapaces de organizar por sí mismas. Hoy los rectores de la opinión pública actúan desde los medios globalizados, difundiendo entre las audiencias pasivas, con fascinantes imágenes y músicas, el que Edgar Morin llamaba “pensamiento único”. Lo que aquel despotismo ilustrado conseguía mediante el autoritarismo político hoy lo logran los poderosos adoctrinando a las audiencias por sutil propaganda en los medios de comunicación. Mucha gente adormece su nativo espíritu crítico, su autonomía intelectual, por diversiones vacuas, programas insustanciales de televisión, espectáculos informativos que, cuando no están despojados de valores, sumen en la perplejidad o en la ignorancia por la superficialidad de los análisis. Creemos ser más libres porque podemos escoger entre este reality, o aquel otro, o aquel otro; entre esta serie, o esta otra, o aquella otra... Y, aunque sean en escenarios distintos y en canales diferentes, acabamos consumiendo la misma televisión, el mismo tipo de programas, los mismos valores... La pluralidad de lo mismo, ¿es verdedadera pluralidad? Y, lo que es más importante: ¿en esa supuesta "pluralidad", se es más libre, más humano?...