viernes, 17 de junio de 2011

La libertad en el cine (2)

Reproduzco la segunda parte del artículo "¡Grita libertad!", de Jaume Figa, publicado en Cinemanet. La primera parte puedes verla aquí.

De dioses y hombres (2010): bellísima película y grata sorpresa en las taquillas que narra la historia real del martirio de unos monjes católicos que no estaban dispuestos a abandonar el barrio islámico -al que fueron por vocación de ayudar a los más necesitados- peligrando sus vidas. Espero hablar pronto de ella. Hay un momento, en que uno de los monjes dice: “ya no tengo miedo a la muerto, por eso soy libre”. Es la esencia de la libertad real (la interior).

Los increíbles (2004): también los de Pixar nos dan películas con gran calado humano. En este caso, algo que también se ve en Toy Story: la necesidad de “poseerse” (descubrir cómo realmente se es y aceptarlo y actuar según ello). Es algo que ocurre a toda la familia Increíble, pero en el arco de transformación de Violeta, la hija que se hace invisible, está especialmente presente, quizá por ser más propio de su edad adolescente: cerrada y reservada, al principo no se muestra tal como es; después, abierta y sociable (incluso se manifiesta en el modo de llevar el pelo), cuando ya decide mostrarse tal como es: realmente una chica increíble gracias a us súper-poderes. Por eso, al final no tiene vergüenza de empezar una conversación con el chico que realmente le gusta…

Cometas en el cielo (2007): aquí comento una escena. Amistad y libertad: la amistad nos ata (nos quita la libertad), pero a la vez nos hace más libres.

Amazing grace (2006): la historia del parlamentario inglés que consiguió abolir el comercio de esclavos. Toda la película habla de este tema, pero quizá es una buena escena aquella en la que el protagonista está en uno de los barcos de comercio de esclavos y “huele” lo que ahí se ve. Es más una libertad externa, en este caso, la letra de la canción es sugerente: “fui ciego, pero ahora puedo ver”.

Invictus (2009): “¿Cómo ha podido, una persona, estar 30 años preso injustamente y, al salir, perdonar a sus opresores?”. Es lo que ocurrió. Cuando todo el equipo de futbol americano va a ver la prisión donde estuvo encerrado Mandela, suena la voz en off del protagonista leyendo el poema “Invictus”: “soy el maestro de mi destino; soy el capitán de mi alma”… Otra vez: libertad interior, sin libertad exterior.

Finalmente, también es muy interesenate la segunda película de Gustavo Ron Vivir para siempre (2010). ¿Se puede ser libre aceptando el dolor? La vida es mucho más que el momento presente. Vivir para siempre es posible, si se quiere dejar huella en los demás.

Por ahora, esto es lo que se me ocurre. Por supuesto, me encantará recibir vuestras ideas, para hablar al respecto de otras películas.

1 comentario:

  1. Alfonso, ¡muchas gracias! :) Estos últimos días he estado bastante liado y hasta ahora no había visto estas dos entradas: a ver si tengo un momento y escribo otra parte que tengo pendiente.
    jaume

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