domingo, 12 de mayo de 2013

Spot con valores: "El niño que hablaba con los bebés"

Danone ha vuelto a emocionarnos con su reciente campaña “Alimenta sonrisas”. En línea con sus spots anteriores, apuesta de nuevo por la comunicación de emociones y por transmitir optimismo. El fondo del anuncio es la crisis; el primer plano, la infancia. Sobre estos dos elementos –aparentemente antitéticos- imagina un diálogo precioso.

Un chaval travieso y avispado, de buen corazón, se dirige a la prominente barriga de su madre, embarazada de 6 ó 7 meses. Armado de inocencia y de bondad, se siente capaz de transmitir esperanza a su futuro hermanito: “Hola, soy yo. ¿Cómo va por ahí dentro? Por aquí toda la gente habla de la crisis. Cuando conozcas a papá y a mamá los vas a ver muy raros. No son así. Es que están preocupados...

Entonces surge en él esa vena de espontánea generosidad que tan frecuentemente aflora en el corazón de un niño: “Pero, ¿sabes qué? Yo quiero que vengas. Y quiero que juguemos juntos. Y tengo, ¡muchas cosas para ti…!

Amor, amor de niño. Ese es el secreto para vencer todas las crisis: las económicas, las personales y las familiares. Los niños lo tienen muy fácil para no perder nunca la sonrisa. Les basta con su natural honestidad y su alegría a raudales. A nosotros, los que aún no sabemos hablar a los bebés, nos resulta mucho más difícil. Necesitamos aprender la difícil lección de la humildad, del deseo de compartir, del gozo inmenso al poder ayudar a otro. Ellos saben muy bien que la felicidad está en los pequeños detalles. Nosotros estamos aún lejos de aprenderlo.

Con todo, lo más hermoso del anuncio es ese amor al hermanito no nacido. Los niños aman la vida: la aman con pasión, mucho antes de que vea la luz. Y son capaces de dialogar con ella. Por eso sólo ellos, y también sus madres, son capaces de hablar con los bebés.

Ojalá volviéramos a ser niños.

2 comentarios:

  1. José Carlos Martín Palanca.13 de mayo de 2013, 14:43

    Ante una sociedad cada vez más descentrada, en la que se suelen tomar los rábanos por las hojas y la superficialidad y la banalidad es lo sobreabundante, el hecho de que muchos chiquillos de familias bien estructuradas posean una sensibilidad para captar ese "milagro" operante en su madre que gesta una nueva vida, con la que tratan de conectar, con susurros, música y palabras cariñosas para el hermanito que atisban y esperan, es la antítesis de toda esa banalidad a la que me refiero al principio.
    El mundo está complicado. A veces dá la sensación de perversidad; pero estas cosas y gestos de ternura ponen un contrapunto con ese haber de bondades que eclipsan lo malo que pueda existir.
    Sin duda, la lucha entre el bien y el mal, existirá hasta el fín de los tiempos y crecerán juntos el trigo y la cizaña. Y lo bueno es que cuando solo se contemplan los limpios y rubios trigales; la cizaña pasa inadvertida.

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