jueves, 26 de septiembre de 2013

Homenaje de la Publicidad a la RAE: "Limpia, fija y da esplendor"

El legendario lema de la RAE, ‘Limpia, fija y da esplendor’, ha servido de inspiración para esta campaña en homenaje a la Real Academia Española por su III Centenario, que se celebra este mes.

La campaña ha sido promovido por la Academia de la Publicidad, que, en clave de humor, agradece a la RAE su trabajo de mantener la pureza de la Lengua Española, también en nuestra vida cotidiana y en los medios de comunicación.

Fernando Herrero, presidente de la Academia de la Publicidad, señalaba: "Hoy nadie discute que la publicidad es un elemento dinamizador del lenguaje, imprescindible para el desarrollo social y el progreso. La comunicación publicitaria juega un papel muy importante a la hora de ayudar a la RAE en esa labor de guardián del lenguaje y del significado de las palabras. Por ello, queremos homenajear y celebrar los tres siglos de la RAE con esta aportación".

La campaña ha sido realizada gratuitamente por la agencia Shackleton, la productora Tesauro y la agencia de medios Equmedia, con la colaboración de otras empresas y medios de comunicación. La iniciativa cuenta con un spot para televisión, anuncios para prensa e internet y envíos de marketing directo para académicos (43 carteles diferentes, uno para cada miembro, con eslóganes "extorsionados": ver fotografía de la derecha) y líderes de opinión (un ambientar lingüístico RAE que "expulsa" palabras). El spot será emitido a partir de hoy jueves 26 de septiembre por las televisiones como parte de su parrilla publicitaria habitual.

La idea parte de que hay palabras que “ensucian” nuestra lengua y cuyo uso se ha normalizado. Por eso, la agencia quiere presentarnos a la Real Academia –como si fuera un anuncio de detergente- como el “agente” perfecto para limpiarlas, y que luzcan, como dice la propia RAE, “en su mayor propiedad, elegancia y pureza”.

Para Marta Gutiérrez, directora general de Shackleton, “el lenguaje es una herramienta fundamental en el trabajo de un publicitario y por ello hemos querido agradecer desde lo que somos, con sentido del humor y desde códigos y recursos asociados a nuestro sector, la labor de la RAE por conservar y preservar el lenguaje”.

Un aplauso para esta iniciativa publicitaria, que hace más grato y enriquecedor el mundo apasionante de la persuasión y de los anuncios. ¡Un brindis por esa publicidad limpia y con valores!

sábado, 21 de septiembre de 2013

Spot con valores: "Dar es la mejor comunicación"

Hace diez días que este spot se publicó en Internet y ya es un auténtico boom en las redes sociales: más de 10 millones de visitas en la página oficial, con reproducciones en decenas de blogs y páginas web, y traducciones a varios idiomas.

A mí me llegó por varios sitios. Primero lo vi en Social Underground, luego me lo envió Ana María Pérez Guerrero, de nuevo lo vi en ABC, y después Eduardo Galán me lo entregó para que lo comentara. No podía negarme; es más, lo deseaba abiertamente. Porque debemos difundir las historias que nos enriquecen. Ahora que tantos spots buscan el recurso al humor zafio, a la sensualidad o al materialismo, reconforta descubrir un anuncio sencillo –pero sublime– como éste de la compañía tailandesa True Move: un “spot con valores” que está haciendo llorar y pensar a medio mundo.

El vídeo comienza de modo fuerte y violento: la cámara en movimiento y el montaje dinámico transmiten desasosiego y agitación. Un niño ha sido pillado in fraganti cuando robaba en un comercio. La dueña le arrincona y le grita, incluso le abofetea. Cuando el niño abre su mano, vemos lo que ha cogido: medicamentos. “Son para mi madre, dice mientras baja la cabeza.

Es ahí cuando aparece el protagonista de la historia. El dueño de un bar cercano ha visto y escuchado todo, y decide intervenir. Pide calma a la señora y pregunta al niño: “¿Tu madre está enferma?”. El niño asiente, compungido. Y el hombre muestra un gesto de inmensa magnanimidad: paga las medicinas a la dependienta y se las entrega al niño junto a una sopa de verdura para su madre…

Este arranque presagia un relato lleno de emociones. Porque pasan los años, y esa referencia a las medicinas –sembrada con acierto en el guión–  se convierte en un leit motiv narrativo y temático muy hondo, algo que provoca un giro sorprendente y conmovedor. No voy a contar la historia. Quiero que tú la veas y la sientas personalmente, que saborees su delicadeza y su ternura. Hasta llegar al lema final: “Dar es la mejor comunicación”.

Sí, hacen falta anuncios con valores. Una publicidad que aporte optimismo y esperanza, que nos ilumine y enriquezca. Publicidad emocional, porque el ser humano necesita emociones y chispazos de luz interior; necesita sentir que en la vida hay algo más que triunfar o poseer. Al final, esas campañas emotivas son las que permanecen; porque, nos guste o no, emocionar no sólo es positivo, sino también rentable.

viernes, 20 de septiembre de 2013

'El hombre y la música' homenaje a Antón García Abril

Seguro que muchos recordaréis esa sintonía que evocaba a la selva y a la fauna salvaje del mítico programa de Félix Rodríguez de la Fuente, "El hombre y la tierra". O la música rasgada y tétrica de un violín quebrado de la banda sonora de "Los santos inocentes".

Si no, los que tengan cierta experiencia televisiva recordarán las bandas sonoras, románticas y evocadoras, de algunas series famosas de los años 70 y 80: "Fortunata y Jacinta", "Anillos de oro", “Ramón y Cajal” o “Cervantes”. Todas ellas tienen algo en común: fueron compuestas por el maestro Antón García Abril, uno de los más importantes compositores españoles de música clásica de los últimos 50 años (suya es la ópera "Divinas palabras"), y también uno de los más prolíficos y destacados compositores de música de cine y de televisión: en total, 176 películas o episodios televisivos. Además de las citadas, son también suyas las músicas de filmes muy populares en los 50 ("Cateto a babor" o "La ciudad no es para mí"), además de otros importantes títulos del cine español como "El crimen de Cuenca", "La colmena" o “Los pájaros de Baden Baden”.

Hace apenas unos meses, García Abril ha cumplido 80 años, y la productora, “Bastian Films” ha querido hacerle su particular homenaje con un documental sobre su vida y su obra. “Bastian Films” ha ganado cientos de premios por diversos documentales y cortos de cine. "El barco pirata", por ejemplo, ganó el Goya al mejor cortometraje de 2012, y "La historia de siempre" lleva más de 150 premios en festivales de todo el mundo: San Diego (USA), Lausanne (Suiza), Trieste (Italia), Tokio, Honk Kong, México DF, etc. Debo añadir un dato importante: mi hermano Arturo es el Presidente general de Bastian Films. Por eso puedo presumir de hermano.  Os adjunto una foto que me hice con él y con el Goya que ganó.

El documental se titula "El hombre y la música" (en referencia a su más conocida banda sonora) y se ha producido con ayudas de Aragón TV y de TVE . Se estrenará en Zaragoza y Madrid, se programará en las dos televisiones y saldrá después en DVD. Ahora, para acabarlo, ha lanzado una campaña de crowdfunding o micromecenazgo en la plataforma Verkami. Podéis ver aquí el proyecto explicado, con un vídeo de presentación (2') que da idea de lo que será: en ese resumen hablan  la soprano Ainhoa Arteta y la mezzosoprano Teresa Berganza  y el propio García Abril.

http://www.verkami.com/projects/6650-el-hombre-y-la-musica

Si os gustan la música o los buenos documentales de interés humano, o si conocéis a alguien que le guste la música, adentraos en esa página y dadla a conocer. Merece la pena. Y yo os lo agradeceré.

domingo, 15 de septiembre de 2013

Las 10 mejores películas jurídicas

El “cine de abogados” ha dado con frecuencia grandes películas. Todos recordamos escenas de juicios con maravillosos ejemplos de oratoria y de honestidad; con argumentaciones brillantes, discursos floridos, dilemas morales (¿hasta dónde llegan la certeza y la duda, la verdad y la justicia?) y situaciones muy humanas que sólo una persona íntegra es capaz de comprender y enjuiciar.

Hace unas semanas el Consejo General de la abogacía española preguntó a insignes juristas cuáles eran, a su juicio, las mejores películas sobre juicios y abogados. De todos los que respondieron, me gustó la elección de Francisco Jiménez-Villarejo, Fiscal Anticorrupción experto en “Cine y Derecho”, que representa a España en el órgano de Cooperación judicial de la Unión Europea. Tomando pie en sus argumentos, y con base en una elección personal, os ofrezco esta selección de películas cuyo argumento recae principalmente en un juicio. Espero que os guste.

1. Doce hombres sin piedad (1957)

El título original (Twelve angry men) era más expresivo que la traducción española: calificaba a los doce miembros del jurado como irritados o, más bien, exasperados con el reo, y lo asombroso del filme es que todos acaban teniendo no solo piedad, sino un profundo compromiso por pertenecer a un jurado, tarea inicialmente asumida de manera rutinaria y resignada. La cinta combina un excelente guión teatral de Reginald Rose y una dirección de Sidney Lumet, absolutamente megistral. Se trata de una mirada inteligente al sistema judicial a través de los ojos del jurado, planteando cuestiones jurídicas como: la valoración de la prueba, la noción de duda razonable, la subjetividad de los testimonios o la presunción de inocencia. Lo mejor de todo es la evolución de cada uno de los miembros del jurado al enfrentar su responsabilidad en una sentencia colectiva.

2. Matar un Ruiseñor (1962)

Magnífica adaptación de la novela autobiográfica de Harper Lee (premio Pulitzer en 1960), dirigida por Robert Mulligan. Película en la que brilla sobre todo el personaje de Atticus Finch (Gregory Peck), un padre viudo y abogado de una pequeña ciudad de Alabama que es elegido para defender a un negro acusado de violar a una mujer blanca. El protagonista encarna la prudencia, la tolerancia y un equilibrado anhelo de justicia en circunstancias adversas, desde una terrible soledad a la que se ve abocado por los prejuicios raciales. Es una película redonda, cargada de valores referidos a la justicia con mayúsculas. La historia es narrada por la hija del protagonista, la pequeña Scout: un gran acierto argumental. Este enfoque dota a la película de una frescura imperecedera. Toda una lección de derecho y, sobre todo, de magnanimidad.

3. Testigo de cargo (1957)

Está basada en una obra teatral de Agatha Christie y fue dirigida por Bily Wilder, que demuestra su buen oficio y polivalencia en este suspense judicial con marcado estilo “hitchcockiano”. En el reparto destaca Charles Laughton en el papel de un insigne abogado que, tras un ataque al corazón, asume la defensa del joven Leonard Vole (Tyrone Power), acusado de matar a una mujer para hacerse con su herencia. Aparentemente se trata de la típica película de juicio por asesinato, pero el argumento contiene un desarrollo de personajes inigualable y un giro final sorprendente. Fue rodada en una de las salas del “Old Bailey” londinense, impregnada del carácter reverencial de la liturgia judicial inglesa. Además de su lectura jurídica, esta película es ante todo una obra maestra del cine que emociona, hace reír y mantiene en vilo al espectador.

4. Cadena perpetua (1994)

Cuando se dieron a conocer las nominaciones a los Oscars, esta "desconocida" película, dirigida por un novato, sorprendió al hacerse con 7 nominaciones, incluida la de mejor película. Pero "Forrest Gump" arrasó con todo y este drama carcelario se fue de vacío. Desde entonces muchos críticos han reivindicado su calidad y el conjunto de valores que encierra esta entrañable –y a la vez, dura- historia sobre la amistad. El guión (basado en un relato de Stephen King) atrapa poco a poco al espectador en un crescendo magistral, regalando uno de los finales más bellos de las últimas décadas. Tiene escenas memorables, como el momento en que Dufresne (Tim Robbins) "regala" unos momentos de música clásica a los presos. Son momentos en que la verdadera libertad humana, esa que nadie te puede quitar, grita poderosamente.

5. Algunos hombres buenos (1992)

Basada también en otra obra de teatro: “A few good men”, del dramaturgo y guionista Aaron Sorkin (El ala oeste de la casa blanca, La red social, etc). La historia se centra en el personaje del teniente Kaffe (Tom Cruise), un joven y ambicioso abogado de la Marina, que se ha ganado una excelente reputación en negociar pleitos antes de llegar a juicio. En la base de Guantánamo, un marine aparece muerto. Los aparentes culpables son dos de sus compañeros, que se excedieron en la brutalidad de un “código rojo”: el castigo de los veteranos al novato que deja en mal lugar a la compañía. Kaffe es el encargado del caso junto a una atractiva y apasionada ayudante (Demi Moore). Y, sorprendentemente, no negocian. Cuando se adentran en la investigación, lo que parecía un veredicto fácil, se complica. Aparecen pistas que implican a los compañeros y a los jefes del soldado fallecido... Tiene un sólido guión y un fantástico elenco de actores, entre los que sobresale Jack Nicholson (ganó el Óscar por ese papel) como el oscuro Comandante de la base cubana.

6. El Caso Winslow (1999)

Partiendo de una sobria puesta en escena, con claras bases teatrales y tomada de un caso real, esta película de David Mamet refleja muy bien la otra cara de un proceso judicial: su intrahistoria, sus repercusiones en la familia, el hogar que lo soporta. En este caso, una familia inglesa de principios del siglo XX que ve mancillado su honor cuando el menor de sus hijos, cadete de la Marina, es expulsado injustamente. Destacan las interpretaciones de la pareja protagonista (el abogado y la hermana del defendido): sus diálogos llenos de medias palabras, las frases entrecortadas, los sobrentendidos y un calculado distanciamiento. Desde el común anhelo de justicia, contrastan en el juicio distintas posturas: la actitud paciente y respetuosa del padre, la lucha reivindicativa y apasionada de la hermana y el sentido de la prudencia del abogado. En su lectura jurídica, destacan dos actuaciones del abogado, que compromete su carrera en el caso por el afecto hacia la hermana: su brillante obtención del permiso para litigar en la Cámara de los Comunes (invocando la frase solemne: “Let the right be done”) y la frase más famosa de todas: “Justice is easy, right is hard”.

7. Veredicto final (1982)

También dirigida por Sidney Lumet. Se trata de un juicio civil de imprudencia médica con jurado que, inesperadamente, es llevado a la sala por un malogrado acuerdo económico. La imagen de una mujer en estado vegetativo a causa de una mala actuación médica es el origen de este drama judicial. Todo parece indicar que el sistema legal va a ser más propicio para los poderosos empresarios que para los débiles demandantes, pero la integridad de un abogado que ama la justicia por sí misma (Paul Newman) resulta reparadora para los familiares de la víctima: más allá de la compensación económica, renace en la familia el honor y el afecto hacia la madre. También al abogado saldrá transformado: tras una vida zigzaguante, este caso le redimirá de todas sus culpas.

8. La tapadera (1992)

Sidney Pollack, todo un especialista en el género de suspense, lleva a cabo esta adaptación de la popular novela de John Grisham, quien se ha hecho famoso por sus novelas sobre juicios y abogados. Mitch McDeere (Tom Cruise) ha conseguido una brillante graduación en Derecho por Harvard y es contratado en un prestigioso bufete de Memphis, con un sueldo muy alto. Sin embargo, una llamada del FBI viene a enturbiar sus felices días: han descubierto que ese bufete es en realidad una tapadera de operaciones muy oscuras. Mitch se debate entre su fidelidad a la empresa y el compromiso con la justicia. Pero las cosas se complican: no sólo su trabajo, ahora su propio matrimonio anda en juego, y Mitch tendrá que enfrentarse a varios dilemas en una carrera contrarreloj. Ciertamente, se trata de una película muy sólida, con grandes dosis de tensión e intriga, que anuda en el argumento diversos conflictos de carácter moral y jurídico.

9. En el nombre del padre (1993)

Dirigida por Jim Sheridan, con guion adaptado por Terry George y Sheridan a partir de la autobiografía de Gerry Conlon. Esta película irlandesa relata los casos conocidos como “los Cuatro de Guildford” y “los Siete de Maguire” a través del propio Gerry Conlon (Daniel Day-Lewis) y su padre (Pete Postlethwaite), cuya relación paterno-filial es lo mejor de la cinta. Ambos se vieron erróneamente implicados y condenados por un atentado terrorista. Su única culpa fue ser irlandeses y estar en el sitio equivocado. Tras una serie de apelaciones y refutaciones que acabaron conmocionando a la opinión pública, en junio de 1991 el Tribunal de Apelación de Londres anuló la sentencia tras las dudas surgidas en las confesiones policiales y a partir de pruebas adicionales ocultadas a la defensa. Este error judicial, que sacudió el sistema legal británico y dio lugar a importantes reformas procesales, realzó la figura el fiscal en la instrucción del caso, evitando que sea un mero “rubber stamping” (estampador de sellos) de las investigaciones policiales.

10. Anatomía de un asesinato (1959)

Dirigida por Otto Preminger, cuenta la historia de Frederick Manion (Ben Gazzara), un teniente del ejército que asesina fríamente al presunto violador de su mujer (Lee Remick). Tras su detención, su mujer contrata como abogado a un honrado hombre de leyes (James Stewart). Durante el juicio se desatan emociones fuertes, desde los celos y la venganza a la rabia y la decepción. Es uno de los dramas judiciales más famosos de la historia del cine, que tuvo 7 nominaciones a los Oscars y dos premios (mejor guión y mejor actor) de los concedidos por el Círculo de Críticos de Nueva York. Un drama judicial intenso, apoyado en un guión inteligente y rico en detalles, que conforma una película bien hilvanada, de esas que perduran en el tiempo. Todo está en la dosis adecuada: los diálogos, los gestos, la narrativa… Y unas interpretaciones colosales, con un protagonista muy carismático (un James Stewrt sereno y seguro de sí mismo) al que acompañan unos secundarios de lujo.

domingo, 8 de septiembre de 2013

Spot con valores: "Empieza algo nuevo en tu vida"


Ikea busca llenar de ilusiones a los españoles con su nueva campaña “Empieza algo nuevo”. En esta época de crisis, lanza un mensaje positivo y claro: hay que pasar a la acción, hay que ilusionarse y emprender nuevos proyectos. El spot cuenta una historia sencilla –no necesita palabras- que anima a los espectadores a seguir soñando.

La nueva campaña es muy Ikea, con un mensaje sencillo pero cargado de positividad, pretende ir más allá de un simple mensaje comercial para proponer una postura ante la situación actual de muchos hogares, ante la crisis o ante todo lo que nos impide aspirar a nuestros sueños”, explica Gabriela Díaz-Guardamino, directora de marketing de Ikea Ibérica.

El spot se puede ver en una versión de 45” en televisión y otra de 120’’ en el canal de Youtube. La pieza está protagonizada por una persona mayor que acude cada día a su banco del parque con sus amigos, pero un día llega tarde y no queda sitio para él, así que compra una silla plegable (en Ikea, por supuesto), y eso le hace cambiar toda su rutina. De repente, la movilidad de su silla despliega su espíritu aventurero y poco a poco empieza a descubriendo un mundo que nunca había vivido. Conoce a otras personas y a otras culturas. Su vida se amplifica, porque aumentan sus relaciones y sus experiencias. Una existencia nueva se abre ante sus ojos.

Como explica Natalia Cazcarra, directora de servicios al cliente de SCPF (agencia que ha realizado la campaña), “esta película intenta inspirarnos en los tiempos que vivimos. Es una metáfora. Todos tenemos o teníamos un banco, una rutina, que los malos tiempos han ocupado y han hecho incómodos. Podemos resistirnos y obstinarnos en hacernos sitio en el mismo banco, o bien, buscarnos una silla para empezar algo nuevo”.

domingo, 1 de septiembre de 2013

Spot con valores: "¡Nunca te olvidaremos, papá!"

Al Alzheimer se le llama en los libros de Medicina "la enfermedad del olvido". Es una enfermedad degenerativa de las neuronas que actualmente no tiene curación. Las personas que lo padecen ven poco a poco cómo va desapareciendo su vida, su historia; las relaciones que alimentaron durante años, el recuerdo de sus seres queridos. Su vida va disolviéndose en la nada, y eso no es fácil de asumir.

Pero si es terrible para los enfermos, más terrible y angustiosa resulta aún para quienes están a su lado: amigos, vecinos... y, sobre todo, familiares. Ellos ven, impotentes, cómo el abuelo o el padre se les va sin remedio: la enfermedad les roba su memoria, su alma, su cariño. El Alzheimer avanza inexorable día a día, impertérrito, como un cáncer del espíritu que sufren angustiados quienes están a su alrededor.

En España afecta a cerca de 800.000 personas, lo que se traduce en que una de cada 10 personas mayores de 65 años. Pero esta cifra, en sí ya muy alta, se dispara al 25% de la población cuando superan los 85 años. Ciertamente, es algo que nos incumbe a todos.

En esta situación, sólo caben dos reacciones. La primera es aceptar la enfermedad: lo que sucede no es culpa suya, ni nuestra. Y si nada podemos hacer por evitarla, aceptémosla, aprendamos a convivir con ella. La segunda es encontrar en esa situación otra forma de demostrarle nuestro cariño: hacerle ver -porque el enfermo siempre se da cuenta- que estamos a su lado y de que él es lo más importante de nuestra vida.

Hay una película que lo muestra maravillosamente: La habitación de Marvin (1996), de Zerry Zaks. En ella se nos muestra la diferente reacción de dos hermanas ante la enfermedad degenerativa de Marvin, que lo ha encadenado a su cama, con oxígeno, incapaz de pronunciar palabra. Bessie (Diane Keaton) ha cuidado abnegadamente de su padre, dedicándole lo mejor de su tiempo y cariño, renunciando a planes personales. Lee (Meryl Streep) prefirió alejarse de lo que parecía una vida inútil, con la excusa de atender sus propios asuntos. La enfermedad de una de ellas volverá de nuevo a unirlas, precisamente en aquel lugar que les separó: la habitación de Marvin. Una buena ocasión para volver a ver ese filme.